Me gustaría escribir algo alegre y esperanzador, pero no puedo. Los acontecimientos y las sensaciones últimas, hacen que saque una parte triste y nostálgica. Es verdad que estamos en momentos de crisis, pero ya no sólo económica, sino en todos los ámbitos, crisis ideológicas, morales, espirituales…
Vemos como todo se va desmoronando a nuestro alrededor. Cosas que costaron mucho esfuerzo levantar, ideas y convicciones que se lograron con tanta ilusión, y que con el paso del tiempo, se han ido diluyendo por culpa de la ineptitud y la ambición de los que tienen el deber de luchar por ellas y mantenerlas.
Los que lo lograron, o al menos estuvieron ahí luchando, se han ido, o ya no están en la lucha activa. Un claro ejemplo de coherencia política ha sido Manuel Gómez Berlanga, Manolo para todo el mundo. Fallecido hace unos días. Este hombre, socialista y sindicalista convencido, sin una gran preparación, logró con ilusión y ganas y sobre todo con integridad, hacer un buen papel y ser querido por todos en una época en la que nuestra ciudad, estaba gobernada por el PSOE. Trabajador nato por sus ideales, pertenecía a esa época en la que se nos erizaba la piel cuando llegaban una elecciones, y se veía la movilización de la gente en pegada de carteles, en trasnocheos aprovechados para tertulias y captación, en definitiva en esperanza por cambios reales que se plasmaban en representantes luchadores.
Siempre fue fiel a sus ideales, y cuando por avatares de la vida, no estuvo muy de acuerdo con su partido, se fue calladito, no entró en coaliciones dispares por el mero hecho de seguir gobernando, fue coherente con sus ideas. El ser así, le valió desarrollar su labor en el gabinete de Delegación del Gobierno en le época de Mª del Carmen Cerdeira. Prueba más que suficiente para constatar como una persona sin grandes conocimientos, por el mero hecho de ser honrado, trabajador y constante, puede llegar a alcanzar puestos relevantes y ejercerlos con la mayor dignidad. Acabada esta etapa, se fue al sector privado, de donde procedía. Y ahí ha permanecido, hasta que nos ha dejado. Se habrá reunido ya con su querida amiga Mª Carmen, y estarán comentado las últimas novedades de su querida Ciudad y su querido partido.
Personas como él, deberían servir de ejemplo a muchos políticos actuales; sin ir más lejos, si este actual gobierno de nuestra ciudad, tuviera que presentar su curriculum político, podríamos ver como algunos y con cargos ahora muy, pero que muy importantes, vienen de militar de otros partidos, y lo más anecdótico es que son de siglas completamente opuestas. Lo cual quiere decir, que personas como Manolo, por desgracia, no hay muchas. Yo a estos políticos los considero (políticos girasoles), o sea, que se van al sol que más calienta en cada momento. Y después quieren que nos ilusionemos con sus programas y que le demos nuestra confianza.
Así que el dicho de que para atrás ni para coger impulso, en este caso, no me lo aplico. Quiero personas que se impliquen como las que había antes, que nos ilusionen otra vez, y que nos hagan creer que el cambio existe. Ceuta necesita un revulsivo político.
Vemos como todo se va desmoronando a nuestro alrededor. Cosas que costaron mucho esfuerzo levantar, ideas y convicciones que se lograron con tanta ilusión, y que con el paso del tiempo, se han ido diluyendo por culpa de la ineptitud y la ambición de los que tienen el deber de luchar por ellas y mantenerlas.
Los que lo lograron, o al menos estuvieron ahí luchando, se han ido, o ya no están en la lucha activa. Un claro ejemplo de coherencia política ha sido Manuel Gómez Berlanga, Manolo para todo el mundo. Fallecido hace unos días. Este hombre, socialista y sindicalista convencido, sin una gran preparación, logró con ilusión y ganas y sobre todo con integridad, hacer un buen papel y ser querido por todos en una época en la que nuestra ciudad, estaba gobernada por el PSOE. Trabajador nato por sus ideales, pertenecía a esa época en la que se nos erizaba la piel cuando llegaban una elecciones, y se veía la movilización de la gente en pegada de carteles, en trasnocheos aprovechados para tertulias y captación, en definitiva en esperanza por cambios reales que se plasmaban en representantes luchadores.
Siempre fue fiel a sus ideales, y cuando por avatares de la vida, no estuvo muy de acuerdo con su partido, se fue calladito, no entró en coaliciones dispares por el mero hecho de seguir gobernando, fue coherente con sus ideas. El ser así, le valió desarrollar su labor en el gabinete de Delegación del Gobierno en le época de Mª del Carmen Cerdeira. Prueba más que suficiente para constatar como una persona sin grandes conocimientos, por el mero hecho de ser honrado, trabajador y constante, puede llegar a alcanzar puestos relevantes y ejercerlos con la mayor dignidad. Acabada esta etapa, se fue al sector privado, de donde procedía. Y ahí ha permanecido, hasta que nos ha dejado. Se habrá reunido ya con su querida amiga Mª Carmen, y estarán comentado las últimas novedades de su querida Ciudad y su querido partido.
Personas como él, deberían servir de ejemplo a muchos políticos actuales; sin ir más lejos, si este actual gobierno de nuestra ciudad, tuviera que presentar su curriculum político, podríamos ver como algunos y con cargos ahora muy, pero que muy importantes, vienen de militar de otros partidos, y lo más anecdótico es que son de siglas completamente opuestas. Lo cual quiere decir, que personas como Manolo, por desgracia, no hay muchas. Yo a estos políticos los considero (políticos girasoles), o sea, que se van al sol que más calienta en cada momento. Y después quieren que nos ilusionemos con sus programas y que le demos nuestra confianza.
Así que el dicho de que para atrás ni para coger impulso, en este caso, no me lo aplico. Quiero personas que se impliquen como las que había antes, que nos ilusionen otra vez, y que nos hagan creer que el cambio existe. Ceuta necesita un revulsivo político.
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