jueves, 2 de abril de 2009

Madurez serena



Cuando empecé a escribir en este blog, recuerdo que dije que me encantaban las frases célebres. Ya hace algún tiempo de esto, y sigo con esa afición. Cada vez que leo alguna, me provoca algún pensamiento y a veces, hasta una agitación interior que se proyecta en ideas y reflexiones acerca del tema del que trate.

Una de las que más me ha hecho recapacitar ha sido: “Es la piel la que envejece, jamás tu corazón”. Verdad, donde las haya. Porque a ciertas edades, ya empiezas a ver los surcos del tiempo, pero tu interior sigue estando intacto, con las mismas ganas o más de aprender, de viajar, de amar, de vivir en definitiva…, cosas que quizás, desde fuera, los que te observan no entienden o critican, depende de cómo te miren, o te estudien, que de todo hay…

Ahora que está tan de moda el culto al cuerpo, a la belleza, a la imagen, y parece que todo lo que se salga de unos cánones, no es válido. Quiero reivindicar desde aquí la importancia de tener, entender y aceptar la madurez.

Normalmente, envejecer o hacerte mayor (cada uno lo expresa como quiere), para la gente es una tragedia, a mí no me parece una experiencia traumática. Se siente que el cuerpo no es lo que era, pero con ejercicio unos tres o cuatro días a la semana, caminar y llevar una dieta equilibrada, se puede uno mantener bien, y aceptar progresivamente el paso de los años con salud e ilusión.

Hay que aprender a sacar las ventajas, que son muchas. Nadie te cuenta que, al cumplir años te empieza a traer sin cuidado lo que piense o diga la gente, y que haces lo que te apetece. ¡Gran ventaja! Siempre se habla de las arrugas, pero no de lo que te va pasando por dentro. Envejecer o hacerte mayor, te hace sentir más libre, porque cuando eres más joven te obsesionas con el dinero, el éxito, la independencia, ahora, ya no; ya no se sueña con tener 25 años, ahora nos parece hermosa la gente con personalidad, los que sacan lo mejor de sí mismos, no alguien cuya única cualidad es “ ser joven”.

Me he sorprendido a mi misma inmersa en una especie de serenidad desconocida, que me da tranquilidad. Esa serenidad te hace que te intereses por lo que haces, cambias las prioridades, quieres madurar al lado de gente que te aporte algo, y que tengan cosas que decir. Esa es la huella que te dejan los años.

Intentemos envejecer bien, porque es algo natural. Yo al menos, sólo veo que voy haciéndome mayor. El calificativo lo ponen los demás.

1 comentarios:

COCINA DE CEUTA dijo...

Me gustan mucho tus articulos, tambien tu colaboracion con mi pagina de diccionario caballa. Una amiga me ha dado un premio de estos que se mandan por los blogs y me pide lo reparta entre blogs que me gusten, yo te he dado el mio, puedes pasar a recogerlo por
http://cocinadeceuta.blogspot.com/

saludos

 
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