sábado, 28 de febrero de 2009

Un adios y una esperanza


Hoy me he levantado con la triste noticia de que nos ha dejado Agustín. No es conocido, bueno por supuesto, que lo es, y muy querido, pero entre sus amigos, su familia, sus alumnos, a lo que me refiero es que no es nadie célebre, es un anónimo, uno más, como nosotros, como la gran mayoría de los humanos.
Sé que se ha ido conformado, porque tenía una fe inquebrantable, y aunque joven, aceptó muy bien su enfermedad, debido a su amor inmenso a Dios y a su voluntad.
Pero los que no tenemos esa fe, nos preguntamos ¿por qué?. Son ya demasiadas las personas que nos están dejando. Son jóvenes. No es natural.

Cuando nuestros padres tenían nuestra edad, no tenían tantos amigos enfermos de cáncer. No es normal que conforme avanza la ciencia y todo lo demás, este terrorista de la salud, nos esté poniendo a prueba constantemente, y lo que es más, que consiga su objetivo, con tanta facilidad.
La causa es desconocida por todos, pero a veces muchas personas, pensamos que la alimentación tiene mucho que decir al respecto. Y como lo veo muy preocupante, he leído y me he informado al respecto. Así que os hago partícipes de lo que he recabado porque creo que es un tema que nos concierne a todos.

Hoy día se modifican genéticamente las semillas y se patentan. Antes de 1992 no podían patentarse semillas pero Monsanto logró que EE.UU. lo permitiese. Hoy tienen 1000 patentes. Monsanto es el gigante de la industria agroquímica que domina el mercado mundial de la alimentación. Así que deberíamos preocuparnos por lo que comemos, pues por ejemplo, hay 80.000 hectáreas cultivadas con maíz transgénico en Cataluña y Aragón, y resulta que Éspaña es el único país de Europa que acepta cultivos transgénicos. ¿Por qué?

Ese maís que es un organismo genéticamente modificado se llama maíz Bt, iniciales de Bacillus thurigiensis, esa bacteria está en el suelo de forma natural y es insecticida. Si se usa en preparados pulverizados es eficaz, y el sol la degrada pronto, pero los de Monsanto tomaron de la bacteria el gen que produce la toxina, y lo insertaron en el genoma del maíz. Ese maíz insecticida pasa a harinas, chips, tacos, cereales, sopas,…
Podríamos pensar que con no comer ese maíz, ya no habría problemas, pero resulta que ese maíz poliniza cultivos de maíz ordinario, con lo cual lo contamina y lo convierte en transgénico. Por lo que como no estemos atentos, lo que estamos comiendo es insecticida.

Vamos a concienciarnos, y a fijarnos bien. ¡Tenemos que comer vegetales que provengan de cultivo biológico! Tenemos que hacer todo lo posible y poner de nuestra parte, para que la alimentación no sea una vía por la que el cáncer pueda instalarse en nuestro organismo. Si como enfermedad que es, ya se las arregla para poder hacernos su víctima, al menos, no se lo pongamos fácil. Si nuestros gobiernos no le dan importancia, se la daremos nosotros.

Son ya demasiadas personas las que están afectadas de este mal. Y cuando nos toca de cerca, hace que todo en nuestro interior se remueva y nos pongamos a sacarle motivos y soluciones. Mientras tanto, lo único que nos queda es intentar hacer una vida normal sana, con deporte y buena alimentación.

Desde aquí (Agustín), te dedico esta pequeña reflexión, porque sé que te gustaba esto de filosofar, aunque eras un católico practicante y convencido, también teorizabas con las cosas de la vida, sobre todo las cotidianas.
“ Si creyera que en mi mundo solamente hay una vida; que después de cada tarde no anochece lentamente; que el transcurso de los años no va cambiando a las personas; volvería al embrión, para no seguir creyendo”.

Tú descansa en paz. Los demás nos quedamos tristes

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