Ya han acabado las fiestas. Todo vuelve a la normalidad. Bueno, casi, porque ahora empiezan las rebajas, que también tienen lo suyo. Pero en lo referido a festividades ya terminaron.
Empezamos un nuevo año, como siempre; y comenzamos llenos de propósitos, como siempre, que lo más normal es que se vayan quedando en el camino a lo largo del transcurrir de los meses. Y se nos olvida completamente el espíritu navideño. Nos metemos en la vorágine diaria y nos invade ese principio de Alzheimer que nos hace tan vulnerables a todo lo que nos rodea, y ya, el compañerismo, la afectividad, los buenos deseos a todo el mundo, la solidaridad y tantas cosas que sentimos durante las fiestas, pasan a ser pasado y se quedan esperando a las puertas del año que viene.
¡Lástima!. Qué mejor sería llevar a cabo los propósitos deseados, ser tan buenos como queremos ser o creemos que somos en esas fechas, no perder el contacto con esas personas hasta que vuelvan las felicitaciones rutinarias, etc…, pero todo se diluye con el paso de esos días señalados y sólo nos queda el presente, que no es poco, para soportarlo y soportarnos.
¡Vamos a intentarlo!. Y para ello, qué mejor que tomar como ejemplo los pensamientos de Pablo Neruda, que en definitiva es lo que todos pensamos en nuestro interior, pero que no tenemos la capacidad de plasmar. Él y su poesía nos lo pone más fácil. Me conformaría con que este poema nos sirviera de guía para saber lo que hay que hacer y lo que no.
Empezamos un nuevo año, como siempre; y comenzamos llenos de propósitos, como siempre, que lo más normal es que se vayan quedando en el camino a lo largo del transcurrir de los meses. Y se nos olvida completamente el espíritu navideño. Nos metemos en la vorágine diaria y nos invade ese principio de Alzheimer que nos hace tan vulnerables a todo lo que nos rodea, y ya, el compañerismo, la afectividad, los buenos deseos a todo el mundo, la solidaridad y tantas cosas que sentimos durante las fiestas, pasan a ser pasado y se quedan esperando a las puertas del año que viene.
¡Lástima!. Qué mejor sería llevar a cabo los propósitos deseados, ser tan buenos como queremos ser o creemos que somos en esas fechas, no perder el contacto con esas personas hasta que vuelvan las felicitaciones rutinarias, etc…, pero todo se diluye con el paso de esos días señalados y sólo nos queda el presente, que no es poco, para soportarlo y soportarnos.
¡Vamos a intentarlo!. Y para ello, qué mejor que tomar como ejemplo los pensamientos de Pablo Neruda, que en definitiva es lo que todos pensamos en nuestro interior, pero que no tenemos la capacidad de plasmar. Él y su poesía nos lo pone más fácil. Me conformaría con que este poema nos sirviera de guía para saber lo que hay que hacer y lo que no.
Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos…
Queda prohibido no sonreir a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños…
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen menos que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha…
Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da,
también te lo quita…
Queda prohibido, no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti, este mundo no sería igual…
Pablo Neruda
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