¿La culpa la tiene un GPS?

Ya está bien, que cada día nos tengamos que levantar con una noticia de violencia de género. Parece que esto no tiene solución ni fin.
Fin, porque en vez de ir a menos, aumenta con una progresión que asusta. Ya no vale ninguna medida preventiva para hacer que el agresor desista de su objetivo.
Y sin solución, porque cuando se lleva a cabo la detención del presunto, se le juzga, se le condena, cumple la mayor parte de la pena, y sale con un permiso penitenciario; vuelve a las andadas, y si puede, encima mata más y con más rabia.

Algo falla, porque la privación de libertad va encaminada a la reinserción social y a la rehabilitación, eso es así, y en la mayoría de los casos, quiero creer que se consigue.
Pero hay una serie de individuos, que pasen el tiempo que sea entre rejas, cuando salen, lo primero que hacen es reincidir, sobre todo los maltratadores y los que cometen delitos sexuales.

Por eso hay que hacer un gran esfuerzo entre toda la sociedad para que se encuentre una solución, porque desde luego, las que hay hasta ahora no dan su fruto. Quizás se les deba tratar de otra manera, en otros centros, con ayuda psicológica todo el tiempo, no sé, algo distinto; pero desde luego lo que no se puede hacer es darles permiso y ponerles un GPS en una muñeca para que indique la cercanía o no a la víctima.
La seguridad de una persona no puede depender del mecanismo de una máquina. Es inconcebible. Las máquinas fallan, las hacen y las programan los hombres, y el ser humano, también falla. “Errar es humano”.

A esta clase de gente, no se les debe dar un permiso. En la evaluación que se lleva a cabo para concedérselo, hay que tener en cuenta el riesgo de volver a hacerlo, y sobre todo, el comportamiento. No puede ser que profesionales cuya labor es evaluarlos continuamente, se equivoquen tanto, y hagan un informe favorable para su excarcelación. Hay que tener mucho cuidado con esto, porque el tiempo está demostrando que estas personas no se rehabilitan.

No quiero decir que no se concedan beneficios penitenciarios, no pueden pagar justos por pecadores, y la gran mayoría se reinserta, pero estos sujetos, está demostrado que no.
Es como si dejaran un trabajo incompleto, y que lo único que los incentiva, es salir para terminarlo.

Por favor, ¡Hagan algo! pero ¡Háganlo ya!