domingo, 21 de diciembre de 2008

Comunicación Intergeneracional



Cada generación presenta formas peculiares de pensar, actuar y expresarse. Hablamos lenguajes diferentes, sin embargo, las claves para una buena comunicación están al alcance de todos. Pero qué difícil es conseguirlo, sobre todo cuando nos toca la etapa de intentar educar y comprender a hijos adolescentes.

Actualmente, en un mismo seno familiar pueden coexistir 3 generaciones. Si los mayores consideran que su experiencia es más válida que la de los demás; los adultos se olvidan de que fueron adolescentes y que algún día llegarán a viejos y los jóvenes no valoran a los mayores y sus conocimientos, puede aparecer un serio choque intergeneracional, ya que cada miembro de la familia intentará imponerse a los demás en una lucha por tener poder y llevar la razón.

Deberíamos hacer una reflexión tratando de recordar con qué soñábamos en nuestra adolescencia: ¡Toda la vida por delante!, ¡Comernos el mundo!, ¡Luchar y trabajar en lo que nos gustaba!, ¡Hacer lo que queríamos sin prohibiciones!, ¡Independizarnos pronto y tal vez formar nuestra propia familia!

En definitiva, lo mismo que los adolescentes de ahora, pero con otro lenguaje y con otra actitud en la mayoría de los casos. Queremos apoyar a nuestros hijos, indudablemente, pero en ocasiones lo hacemos desde la crítica, dando consejos que parten del miedo al fracaso y nos fiamos de nuestra experiencia obviando la realidad del momento.

Las diferencia generacionales se pueden superar con comunicación; evitando la tentación de valorar lo propio y descalificar lo demás. Debemos ponernos en el lugar del otro en un intento serio de comprender las posturas ajenas.

No es lo que se dice sino cómo se dicen las cosas. Muchas veces nos preguntamos: ¿Qué he dicho para que se ponga así? Y es que el modo de expresarnos provoca diferentes reacciones en los demás. Por ejemplo: una actitud autoritaria, provoca rebeldía, y esto da paso al enfrentamiento y a la mala relación.

En definitiva, nos ha tocado una etapa muy difícil de llevar y unos objetivos a conseguir con nuestros hijos que a veces vemos imposible, por eso desde la reflexión pienso que debemos intentar sentir y pensar como lo haría la otra persona. Oír y escuchar sin interferencias, o sea, siendo capaces de reproducir exactamente el mensaje recibido. Evitar las críticas que no sean constructivas e intentar destacar lo positivo de cada uno, como eso de: “Tu puedes”, “Te apoyo”, etc…

Y no quiero despedirme sin hacer mención a otro aspecto muy importante, como el de la nueva forma de comunicarse que tienen nuestros hijos, que es la jerga que proviene de Internet, y a la que debemos engancharnos y comprender porque de lo contrario, estamos perdidos y nunca llegaremos a entenderlos. No me gusta, porque ha hecho que se pierda el valor de las palabras y que tengan unas faltas de ortografía importantes, pero es lo que hay y tenemos que adaptarnos si no queremos descolgarnos totalmente de ellos. Así que si nos encontramos que nos ponen en nuestro móvil frases como “B pos y yamo oy”, (Bueno pues ya llamo hoy), no tenemos que creer que están locos, es que hablan y escriben así. Por tanto, si queremos entenderlos, hay que aprender, casi un nuevo idioma. Vl l pna ( ¡Vale la Pena!).

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